Este arbolillo llegó a casa raquítico, casi muerto, estaba
arrinconado, abandonado en la escombrera esperando el tractor que se encargaba de llevarse las ramas y demás forraje después de la poda, limpieza y cuidados del campo en primavera para que de sus mejores frutos.
No sé porqué, pero me llamó la atención y le miré cuidadosamente para ver si realmente estaba seco, y al doblar una de sus ramitas, vi un
pequeño brote, estaba lánguido, quizás sufriendo, algo inevitable si llevaba tiempo sin agua ni cuidados,y aunque su tronco, su raíz, sabía de dónde sacar para seguir
alimentándolo, Era evidente, no había más sabia.
No dudé ni un segundo y lo
cogí para ponerlo en un plástico y echarle agua; estaba decidido, me lo llevaría a
casa y vería si podía curar esa enfermedad que me dijeron que tenía (según el entendido) era esa la arzón por la que lo
habían arrancado para tirarle, tenía "LEPRA".
-No te molestes en
cargar con él, María, está más seco que un fósil-, pero yo sabía que no era
cierto, había visto su brotecillo así que llegué a casa y lo puse en el mejor
sitio de la terraza, aunque eso no era difícil es enorme no le falta el sol
desde que sale el hasta que se pone, ni la agradecida sombra al caer la tarde
Fui al vivero y
compre todo para curarle y a pocas semanas observé cómo salían brotes por todas
sus ramitas y me sentí como la niña a la que por fin le hacen el regalo que tanto
deseaba.
Os podéis hacer una idea de mis cuidados sólo con verle
ahora. Está precioso y lleno de vida aunque creo que los melocotones van a
tardar, es muy chico, pero eso es lo de menos, lo importante es que le salvé.
Mis cuidados han hecho posible su recuperación total.
Cuidemos las plantas,
el Medio Ambiente.
Fotografías, relato y video María Borrego R
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