martes, 10 de febrero de 2015

El afecto en momentos de dolor



Compartiendo el dolor de una despedida.

A Pilar:

Las tardes de otoño, son un diálogo largo, como ovillo de hilo entre las patitas del gato de Holly Golightly que va deshilando ensueños rosados en la pureza exacta de las colinas.

El otoño, es un filamento fino que se enreda por los corazones con gabardina de esos que vuelven de las oficinas, por la desbandada de hojas y nimio vientecillo, y se enrolla en los calcetines de esos que saltan a la vida prohibida; al poder supremo  pisando corazones, sin vergüenza, sin caridad, se hacen amos de la tarde deleitosa que se descose sobre grises y negros, y lóbrega, cimbrea el alma de los débiles.

La tarde de otoño, es una conversación larga como un surco donde el día sembró semillas de duda y sombras; y tiene la obligación, aunque no quiera, de acabar en fábula. Y es en este paseo de tarde, en este caminar de tierra adentro, donde me trago el mar, y veo la pena en los ojos de mi amiga Pilar después de comunicarme su dolor por la irreparable pérdida de su querida madre. La he invitado a pasear por el consuelo, a pasear conmigo por esta tarde mía, que con su compañía ya no me corresponde, porque  fugitiva,  rodó a sus pies. Todo lo que creí sagrado ya no se aguanta, aunque el firmamento de esta tarde, firmó contrato con Vermeer para que pintara con su sabida magnificencia las nubes, y en ellas, el color blanco de la esperanza... el escarlata de del alivio.

Le dije que todo lo que creíamos eterno, no es cierto, solo existe el presente. Ni siquiera puede esta amistad virtual por  la que paseamos, ser realidad su presencia, su dolor, su vacío si existe, no importa cómo, pero la tarde y ella están aquí, y se trata de mantenerse receptivas, inmóviles, porque tal vez mañana será difícil retenerla.

La tarde de otoño es una conversación larga como una carretera, cuyos últimos villorrios a veces son estrellas, y a veces, el panegírico mismo de la melancolía. Pero mañana saldrá el sol querida Pilar; y en sus rayos luminosos, verás una primavera florida que te invitará a saludarle con tu mejor sonrisa. Porque así quería ella verte, sonriente y feliz. Tú sabes que la vida es palpitar y una eterna despedida.

Un beso, querida amiga. Gracias por compartir conmigo tu dolor que por momentos, y lo sabes, hice mío.



María Borrego R.Carisdul

Fértil





Foto María.Borrego R. Todos los derechos reservados.


A ti,Florecilla, que has vencido
al viento de poniente,
mantén tu tallito erguido
y préñate de hermosura.
Que nadie dañe tu temple.
M.B.
María Borrego R.





Un rayo de sol






Foto maría Borrego R. Todos los derechos reservados


Esta mañana de invierno,
un precioso rayo de sol
entró a saludarme, 
¡Qué pena!
no pude  acariciarlo,

veloz se fue, pero  dejó
en mi mesa un
verso.
Bendita naturaleza
que en tu casa vive.
Flores, fruta,
Y...
el gozo de ser libre.
María Borrego R.