viernes, 23 de diciembre de 2016

Nostalgia en época de Navidad






VOLVER A LA INFANCIA POR NAVIDAD


Este post es un homenaje a todos los niños que tuvieron que emigrar en el pasado.



¿Qué te parece, amigo del alma, si lo intentamos? Ven conmigo. Volveremos al campo de donde no debimos salir. ¡Vamos, no lo dudes ni un instante!.

Quiero volver a nuestro refugio, al que solo tú y yo conocíamos, y me expliques, como hacía entonces, cómo cuidar un árbol, como hacer polvo de estrellas para el día de Reyes,hacer un camino y subirlo al cielo para guiar a los Reyes Magos de Oriente; y me enseñarás a trepar al árbol grande, el chaparro donde decías había un palacio de Hadas y Duendes, escondido en su viejo tronco. Tú, ponías cada día un poco de miel y galletas para que salieran, decías que solo podrías verlos tú, yo nunca, porque era más fea y más chica, yo te pedía me prometieras, que un día me dirías cómo eran.  Nunca quise trepar a ese chaparro, me daba miedo que saliera un duende grande y me atrapara dentro, ahora sí, cuando lleguemos, será lo primero que haga. Ya no volveremos a reñir, nunca, te lo prometo.

Abriremos de par en par la ventanas de nuestros cuartos, para que nuestras almas no puedan nunca perderse, alejarse una de la otra. Jugaremos en el pesebre, el más alto de las cuadras, y correremos como cervatillos por los caminos, y daremos besos a los rayos del sol cuando despunten por las colinas, como hacíamos antes. Correremos tras las sombras de las nubes hasta que se enfaden y descarguen su ira con una gran tormenta y nos obligue a correr a refugiarnos bajo la higuera hasta que cese de llover y de tronar, luego, cuando salga el sol a nuestro encuentro, rezaremos ese padre nuestro del que nunca aprendimos más que el principio, para darle gracias al cielo por alejar la tormenta y las nubes negras de nosotros; eso nunca lo olvidé, fueron tantas tormentas las que nos persiguieron.

Cuando llegue la noche, saldremos a la puerta, y bajo una manta, agachados bajo la acacia, escucharemos juntos el canto de los grillos y el latir de alas de los murciélagos, esos feos voladores que tanto miedo me daban.
Y, cuando llegue el otoño, diremos adiós a las golondrinas que abandonarán los aleros y tanto cuidamos. Diremos adiós como hacíamos cada año, dejando una nota con granos de trigo donde decía, “¡VOLVED PRONTO!”, siempre lo hacíamos, yo lloraba y tú me explicabas con cariño, que lo hacían para que sus crías no murieran de frío y de hambre al llegar el invierno, que iban a otros países más cálidos pero volverían, y eso me consolaba.

¡Vamos, Vamos! Quiero que volvamos a bañarnos en el arroyo que sigue ahí, en el mismo lugar que nos vio crecer, y beberemos de su agua cristalina y pura, y veremos reflejadas las estrellas que siempre juegan al escondite en su borde.

Cuando llegue la noche, igual que hacíamos después de cenar la rica tortilla de patatas que nos hacía la abuela, los leños de la chimenea nos estarán esperando para calentar nuestro cuerpo y nuestra alma, y calentitos, los abuelos nos contarán el último cuento de la noche y nos darán la leche caliente recién ordeñada, de nuestra cabrilla lucero, para conciliar pronto el sueño. Nunca más nos separaremos.

Los pájaros, como siempre hacían al vernos llegar del colegio, nos recibirán con alegres y cantarinas trinos, y volverán a comer en nuestras manos las migajas de pan que previamente habremos mojado en azúcar. Volveremos a reírnos del gato negro que perdió el rabo...¿lo recuerdas? ¡jajaja...! y de la pava remolona que siempre estaba echada en la linde, y le alzabas su cola con cuidado para sacar sus huevos grandotes con manchitas negras.

¿Recuerdas lo que me decías?... -¡No son huevos, tonta!, son pedazos de lunas que se han caído y esta gorda pava cobija entre sus plumas para que no mueran-. ¡Jajaja...! Eras el niño más travieso y gracioso que habrá existido y existirá.

Vamos, volvamos antes de Noche buena. No podemos perdernos la bella estampa que esa noche nos regala el cielo con su extraordinaria luz; podremos ver entre sus nubes a todas las almas buenas que se fueron para siempre y viven en paz.

Nuestro refugio nos espera, ¡Vamos, volvamos a ser niños, y juntos, regresemos al lugar de donde nunca debimos salir; porque allí no habitaba la pena, ni el hambre, ni el sufrimiento azotaba a los niños, allí había huertos,  rebaño,  olivos, almendros y mucha fruta, la conciencia y la inocencia eran puras. ¡Volvamos!


María Borrego R .

7 comentarios:

  1. Ya ves María, un Dios puede hacerse hombre y sufrir tanto como sufrimos los hombres durante toda nuestra existencia y un hombre o una mujer les cuesta trabajo retroceder en el tiempo solo unos cuantos años para robarle a la vida un poquito de felicidad.

    Somos o no somos trabajosos los seres humanos.

    Quien no sea feliz esta noche aunque solo sea por leer tu post y descubrir que la ilusión no muere, será solo por su causa.
    Un beso y Muchas felicidades a los que estan tocados por el espíritu de la Navidad

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  2. Precioso relato al llevarnos de tu mano a recordar la Navidad en la infancia. Me ha encantado

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    1. Muchas gracias, María. ¡Feliz año!
      Un abrazo y mi mano para caminar por este camino de Internet donde encontramos blog tan bonitos como el tuyo.

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  3. Resulta verdaderamente increible como ha cambiado la vida en tan corto espacio de tiempo, leyendote Carisdul me ha sabido a mi propia infancia tu exacto relato-.
    A veces pienso que tienes razón que no debimos abandonar el campo nunca, es como cambiar el agua clara y cristalina de nuestros ríos y arroyos por agua salobre que viaja en tuberías y que necesita de cloro para podersela beber uno. En las ciudades se ha perdido muchas mas cosas de las que pensabamos equivocadamente que habíamos alcanzado.

    Del campo me gusta incluso su oscuridad total llegada la noche y sus silencios. Solo así logro encontrarme conmigo mismo de nuevo.

    Con mis mejores deseos de prosperidad y salud para tod@s, porque otra cosa igual no hay visto lo visto.

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    1. Ya lo sé, anónimo, sé tu adoración al campo y cómo lo cuidas, Muchas gracias por pasar a desearno cosas tan bonitas. Yo igualmente te deseo un año donde tus sueños se cumplan y seas lo feliz que te mereces.
      Un abrazo.

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  4. María:


    Me ha encantado leerte. Tuve una niñez que discurría entre la ciudad para estudiar, y el campo en casa de mi abuela en una ranchería de antiguos cultivos de algodón, paltos, papas y los entrañables camotes que asábamos al fuego de arbustos secos en medio de la calle de tierra de nuestras casas, los niños que sentados como indios comanches alrededor de la fogata común y nocturna, cuidábamos nuestros bien contados y lavados camotes tan olorosos de miel, experiencia que aún me enternece y repito cuando coincido con una cosecha de este sabroso manjar en alguno de los destinos rurales por los que me lleva mi vivir. Tu relato es la viva muestra del amor que se siente por esas cosas simples pero bellas por naturaleza con que nos compensa la noble tierra por el sano trabajo con amor que desde el alba cada día se le prodiga todavía en este cada vez más encementado mundo.

    Te he seguido en tu largo y mágico recorrido por la senda feliz de tu infancia dulce y plena de recuerdos gratos y de gratitud que alimentó tu cuerpo y tu imaginación, y llenó tu espíritu de una indomable alegría de vivir; y al embrujo de la ternura de tu nostalgia he gustado la mía propia, recuerdos con el sabor de la pureza de esos años de mi niñez en un rincón del mundo tan bello como pueden ser a los ojos de un pequeño, todos los rincones del mundo que florecen eternamente para hacer florecer en ellos -los niños- el amor y respeto por la naturaleza.

    Caris preciosa, yo no he vuelto para la Noche Buena, porque en ésta, el 25 muy temprano, de madrugada, mi madre se fue para siempre para vivir en paz, pero te creo con toda mi alma y sé, que la veré nuevamente entre las nubes y la extraordinaria luz de otras noches como ésta en que se fue... a su alma buena con los ojos de mi amor; entonces las futuras Navidades que me depare el destino, nunca dejarán de ser felices para mí.

    Pero acá estoy, mi Caris adorada, para desearte felicidad el 2016 desde lo más profundo de mis sentimientos, a ti y a los seres que te dan la fuerza y la paz con su amor.


    Un abrazo y un beso Caris... con toda la ternura que tú sabes me inspiras.

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    1. ¡Dios mio, amigo Pensador! qué triste en he puesto al leer lo que me cuentas. Mis más sentido pésame. perder a una madre e algo muy doloroso, y precisamente en una noche tan señalada, que, como bien dices, sellará tu alma por mucho tiempo, sí, por mucho, pero por experiencia te digo que pasará el dolor y todo volverá a su normalidad, porque cuando s evan aún las sentimos más cerca de nosotros, tanto en los momentos buenos como en los malos que desde arriba, desde el cielo se encargan de evitarnos sufrimientos. Llegarán otras noches buenas y ya verás que el cielo se iluminará para que no sientas pena alguna.
      Sobre lo que cuentas de tu infancia, también me he emocionado, porque te ocurre como a mi migo del alma, que lo cuentas tan bonito que me haces vivirlo como si estuviese viendo una película donde los protagonistas son niños felices. Muchas gracias, Pensador por pasar por aquí a desearme un feliz año a pesar del momento tan triste que estás pasando, ya me extrañaba tu silencio.
      Un abrazo, querido amigo. Te deseo lo mejor para el 2016, y que sigamos leyendo nos; sabes como disfruto con tus textos.

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