Se acercaron tanto
las miradas,
que saltaron chispas e
incendiaron
su estremecido
cuerpo.
Sus pestañas
escalaban ansiosas su perfil
desafiando su palpito
expectante,
y un sinfín de dudas
rodaron por el suelo.
Se giró, y le sonrío
tímidamente,
y sin él saberlo, acaricio
sus labios con dulzura
y retuvo un instante
su tacto suave en su alma
como se retiene el
perfume embriagador de una flor,
o el bello resplandor
que dejan los luceros.
Estoy aquí, le dijo
sin palabras.
No soy esa niña
mimada que idolatras,
soy mujer, y siento
un profundo dolor en silencio.
Escucha…escucha como
palpita mi corazón,
algo muy grandioso le
está pasando sin yo quererlo.
TE INVITO A ESCUCHAR MI RADIO.
Nota informativa. Para entrar a escuchar la radio, es preferible por el servidor de Internet explore, así no habrá problema de conexión-